domingo, 13 de octubre de 2019

Viento dile a la lluvia


Amo escuchar que llueve, acercarme a la ventana y no ver una ciudad desde ahí sino una pared blanca de agua que lo cubre todo. Una pared blanca diciendo que no hay nada más en ese momento y lugar que una fría lluvia, como invitándolo a uno a poner pausa y reflexionar.


También disfruto ese momento con cierto remordimiento por saber que al mismo tiempo, en otro lugar, hay personas padeciendo esa lluvia que tanto amo. Es que, como casi todas las cosas en la vida, lo que unos disfrutan otros lo padecen.

Y digo “como casi todas” porque en realidad, observando con un poco de detenimiento, son casi todas (tal vez sean todas, pero no me animo a afirmarlo). Basta observar lo que consumimos a diario, cada producto, cada servicio, cada cosa que disfrutamos en algún momento o fue, o es, o va a ser el sufrimiento de otra persona y también de otros seres vivos.

Inmerso en una nube de reflexiones, de contradicciones latentes, de reproche interno, empiezan a levitar conclusiones del tipo “es el sistema capitalista, en su naturaleza está marcado a fuego el sufrimiento, la explotación del hombre (y del medio ambiente) por el mismo hombre” o “es el actual modelo de consumo que nos lleva a esta situación”, también ante los sufrimientos diferenciados uno nunca deja de pensar en la inequitativa distribución de la riqueza que cambiaría mucho el panorama general, la desidia a la cual los Estados someten a sus pueblos, ya sea por acción u omisión, y me sale decir “con qué poco todo esto sería mejor para mucha gente!”.

Pensamientos yendo para un lado, críticas yendo para otro, cayendo todos a la vez como caen las gotas de lluvia y las preguntas retóricas sin hacerse esperar empiezan con el clásico “cómo permitimos esto?” o la pregunta más apurada de todas “hasta cuándo?”, mientras miro un paisaje desdibujado de lo que fue hasta hace unos momentos la ciudad.

Pienso que pienso muchas cosas, pero siempre llego a la misma idea que deseo ver realizada, un anhelo vulgar que significa mucho y es que sueño con un mundo donde todos puedan disfrutar la lluvia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario