domingo, 8 de enero de 2017

El cazador, la Luna y el 2017

 Hola a todos y todas, sujetos indeterminados que por extrañas circunstancias pudieran estar leyendo esto. Escribo esta vez con motivo de la finalización y comienzo de un nuevo año. Obvio que espero que hayan tenido un gran 2016, más allá de todas las circunstancias negativas que pudieron haber pasado. Espero también que hayan podido disfrutar las fiestas de fin de año, porque es fácil ser feliz cuando todo (más o menos) sale como queremos, pero se aprende de verdad a conservar la alegría cuando todo (o casi) sale como no esperamos. Este año, para muchos, las fiestas fueron un desafío. 

Bueno, dicho esto sobre la finalización del año pasado, quería contarles una costumbre vulgar que tengo para estas fechas y es la de (además de hacer un balance del año anterior) proyectar objetivos ambiciosos para el resto del año. Cuando era chico y hacía toda esta proyección, algún que otro familiar se reía de lo improbable que sería poder cumplir tantos objetivos en un año (y siempre siempre tuvieron razón). Y si ustedes supieran mis objetivos para este año, seguro también se reirían, peeero he aquí una reflexión que hago:

Cuentan que una vez, en algún lugar, un cazador con su arco de flecha había querido cazar la Luna. Noche tras noche, sin descansar, lanzaba sus flechas hacia el astro.  Los vecinos comenzaron a burlarse de él, aunque inmutable siguió lanzando sus flechas.
Lógicamente que nunca pudo cazar la Luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.

Se habrán dado cuenta que de éste relato viene el título del post y que a partir de ahora todo lo que diga va a ser redundante (pueden pasar a la siguiente página si quieren) pero ésta es mi redundante y vulgar reflexión: aunque los objetivos parezcan (o efectivamente lo sean) imposibles, lo importante es convencerse de lo contrario y hacer todo el esfuerzo posible por lograrlos. Quizás nunca los consigan realizar (como siempre bah) pero sin darse cuenta pueden terminar superando otros objetivos que no se hubiesen animado a soñar (jijiji). 

Además de compartir semejante vulgaridad genérica de reflexión (cual Paulo Coelho) quiero desearles un gran año, que se propongan metas inalcanzables y se la jueguen para realizarlas. En una de esas terminan superándose más de lo que se imaginan... O por ahí no. Habrá que esperar para saber. Mientras tanto ¡Feliz Año!