domingo, 12 de julio de 2020

No es una carta de suicidio

Hacía tiempo que no escribía sobre mi. Tanta introspección cortesía de la cuarentena me había aburrido. Quería empezar a escribir sobre el mundo, pero tal vez antes necesito escribir algo de lo que siento.

¡Estoy deprimido gente! Qué sorpresa, qué único y diferente, seguro nadie más lo está, seguro nadie en ningún momento se siente triste, seguro no existe persona que viva tanto o más atormentada que yo y por eso lo escribo públicamente. Nótese el sarcasmo por si acaso usted es de las personas que me decepcionan siempre. 

¿Qué decir? ¿Qué hacer? Nada es posible. Persiste un equilibrio entre las ganas de vivir y las de morir el cual impide la proliferación de ambos. Una especie de ecosistema o una suerte de control institucional con derecho a veto o algo por el estilo. Lo único, y de verdad, único que podría salvarme de este pantano es la suerte del destino. Sí, la misma que se me cagó de risa en la cara hace un año: me hizo esperarla millonada de sufrimiento hasta que apareció a darme lo que necesitaba cuando ya lo había perdido todo. Me dijo "esto es lo que te está faltando hace tiempo, por lo cual vivís sufriendo, ahora con esta espada vas a poder dar la pelea". La macana es que la guerra ya había terminado y para mi desgracia, me tocó ser del bando perdedor. O ser solo el perdedor, creo que siempre estuve solo en esa pelea y quizás también estuve solo en todas las demás. 

No no, pero mirá que soy optimista con respecto al destino, porque siento que ya pasé mucho tiempo sufriendo y aguantando, entonces debería estar por hacerse presente en cualquier momento ese ayudin del destino. ¿Qué me preocupa? Nada, una manía que tengo de boicotearme. Así como lo leyeron, por algún motivo tiendo a boicotearme, en todo. Soy muy exigente conmigo mismo, entonces quizás para hacer todo más difícil y exigirme aún más tiendo a boicotearme. En fin. Ese destino debe estar por llegar a salvarme, pero si es un arma para la guerra quizás la termine usando para darme un corchazo. Así soy, yo y mis cosas